/ abril 19, 2021/ Mantenimiento de instalaciones

Hoy traemos una reflexión sobre la importancia del mantenimiento de instalaciones. No solo el más «fácil» o evidente sino el tener un método y una concepción global del mantenimiento. Porque, además, hacerlo significará ahorros a largo plazo. Y no solo financieros.

A veces la obsolescencia tecnológica o los costes de explotación hacen rentable la inversión en nuevas tecnologías más productivas o eficientes. Otras veces es la introducción de nuevas normativas la que obliga a realizar cambios. O sencillamente nuestra afortunadamente cambiante sensibilidad ecológica o social es la que nos permite y motiva a evolucionar las condiciones de trabajo, la seguridad o la organización del trabajo.

Sin embargo, cuando gestionamos cualquier propiedad, desde todos los ángulos posibles, tenemos que tener una visión a medio y largo plazo que diagnostique y planifique las necesidades de mantenimiento con la óptica contraria: evitar el gasto y la obsolescencia imprevista.

Qué entendemos por mantenimiento

El mantenimiento lo podemos definir como las tareas necesarias para asegurar más allá del buen funcionamiento, también la durabilidad y el valor de un activo.

Bañera - Mantenimiento de instalaciones

Desde las tareas más básicas y aparentes, como la neteja superficial, a las tareas menos frecuentes como la  nutrición de los materiales como suelos porosos, maderas o incluso los cristales y la pintura, y otras muchas que no son visibles, son actividades básicas de mantenimiento que a corto o medio plazo todos los gestores de inmuebles pueden posponer.

Puede ser por una circunstancia temporal de presión financiera, por desatención accidental o, incluso, por una decisión consciente de saturación de urgencias que necesiten esos recursos económicos. O sencillamente por limitaciones organizativas o de recursos humanos. 

Sin embargo, el hecho de postergar estas actividades no solo conllevará una aceleración del empeoramiento estético y una disminución de las prestaciones habituales, sino qué conllevará una aceleración del deterioro y degradación funcional de instalaciones hasta hacerlas demasiado frágiles a nivel de predictibilidad. O peligrosas a efectos de calidad de producción, de fiabilidad de procesos críticos e incluso de inocuidad y seguridad alimentaria.

Todo esto ocurrirá mucho antes de que sean peligrosas a nivel de prevención de riesgos.

Qué beneficios obtendremos de tener un mantenimiento planificado

Como expertos en mantenimiento de instalaciones sabemos que existe una relación directa entre una buena planificación (y el cumplimiento de esta) y la vida útil y fiable de la maquinaria y las propias instalaciones.

Es el mérito y la principal tarea de los responsables de mantenimiento de instalaciones, entre los que nos encontramos también nosotros como proveedores externos, el tener una actitud proactiva, eficiente económicamente y metódica para asegurar que al menor coste razonable se evite nuevas inversiones innecesarias. Que, además, no sólo conllevan una necesidad financiera.

Finalmente, actuaciones urgentes y puntuales por falta de un mantenimiento preventivo pueden conllevar la necesidad de interrumpir producciones o romper por un periodo de tiempo indeterminado el confort de los ocupantes de los inmuebles y, por lo tanto, seguro que generarán, si no son planificadas, un coste mucho más alto que la factura económica que supone un mantenimiento de instalaciones regular.

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