/ abril 11, 2022/ Higiene y desinfección, Seguridad Alimentaria

En este artículos queremos definir los tres grandes grupos de detergentes en base a su pH y los criterios básicos porque es muy importante tenerlo en cuenta como un factor más en la selección de productos de limpieza para nuestro proceso de limpieza y desinfección.

La escala del pH va de 0 a 14, siendo el 0 el grado más ácido y el 14 el más alcalino.

Detergentes ácidos

Para la eliminación o solubilización en agua de suciedad formada por salas minerales, es decir, suciedad de naturaleza inorgánica o incluso salas de naturaleza orgánica (cal, óxido, piedra de leche…), seleccionaremos un producto con pH ácido (pH menor de 6 ) .

Los ácidos más comúnmente empleados son ácido fosfórico, ácido nítrico, ácido málico o ácido maleico, ácido sulfámico o ácido acético. Es habitual el uso de mezclas de ácidos que combinen las propiedades de cada uno de ellos.

Con el uso de ácido nítrico y ácido fosfórico conseguimos simultáneamente la pasivación del acero inoxidable.

Los productos ácidos también son utilizados para eliminar los restos de alcalinidad presentes en las superficies y disoluciones de limpieza tras el uso de desengrasantes básicos.

Es importante el sustrato en el que se encuentre esta suciedad, ya que este tipo de productos pueden reaccionar con dicha superficie, especialmente si se trata de superficies calcáreas o metales blandos (aluminio, cubre, latón, fundición…). Por eso, es necesario que los detergentes ácidos estén suficientemente inhibidos. Sobre superficies calcáreas no es aconsejable la utilización de disoluciones con pH < 5.

Detergentes alcalinos

Productos de pH superior a 8. Son eficaces en la eliminación de la mayor parte de suciedades de naturaleza orgánica: proteínas, grasas, sucres, algunos almidones. La alcalinidad o basicidad es alcanzada como álcalis como sosa, potasa, silicatos u fosfatos, entre otros, que basan gran parte de su eficacia en su poder de saponificación de ácidos grasos.

Para algunos tipos de suciedades orgánicas (proteicas, grasas), podemos sustituir el exceso de álcalis por una mayor carga de solventes y tensoactivos, así como por la introducción de enzimas. Los detergentes enzimáticos tienen su pH óptimo de uso entre pH 8 y 8,5.

La dureza del agua, que viene determinada por la concentración de iones calcio (Ca 2+ ) y magnesio (Mg 2+ ) en la misma, condiciona el funcionamiento de estos detergentes.

Los pH alcalinos favorecen la formación y precipitación de salas calcáreas y magnésicas. Estas precipitaciones forman un velo blanco en las superficies donde se aplican, a la vez que obstrucciones de grifos, conducciones, evacuaciones de agua, bombas, etc., que deben eliminarse como detergentes ácidos. Para retrasar estas limpiezas ácidas, y para mejorar la función limpiadora de estos detergentes, dichos desengrasantes deben contener secuestrantes y dispersantes de iones en suficiente concentración como para compensar la dureza del agua; además, los secuestrantes actúan sobre la misma suciedad.

Detergentes neutros

Son aquellos que en disolución proporcionan pH comprendidos entre 6 y 8, más o menos el pH del agua. Se utilizan en procesos donde la suciedad no está muy incrustada, o se dispone de una buena acción mecánica, tiempos de inmersión largos, o simplemente se trata de suciedad fácilmente emulsionable: materias grasas de comida reciente, suciedad proteica, hidratos de carbono. Son muy utilizados en limpiezas manuales por su baja peligrosidad o sobre superficies fácilmente degradables.

Al legar a este punto es preciso recordar que entre las materias que aumentan la capacidad limpiadora de los desengrasantes se encuentran los disolventes. Las superficies sobre las que se apliquen los limpiadores deben ser resistentes a dichos disolventes. De no ser así, sufrirán una degradación continua (metacrilatos, gomas, plásticos, otras resinas…). No sólo los productos ácidos o alcalinos producen el ataque sobre los materiales. Es conveniente, a menos que estén especialmente recomendados, realizar pruebas de compatibilidad de los productos de limpieza con los materiales sobre los que van a emplearse .

La creciente investigación en biotecnología, especialmente en enzimas de uso industrial, y en el desarrollo de nuevos tensoactivos y disolventes “verdes”, favorecen la aparición en el mercado de desengrasantes neutros, o con pH no extremos cada vez más eficaces, más biodegradables y más respectuosos con el medio ambiente. Este tipo de desengrasantes se están empleando cada vez con mayor éxito en la eliminación de biopelículas para la limpieza y desinfección en la industria alimentaria. En la eliminación de biopelículas en ámbitos clínicos llevan años demostrando su eficacia.

En la selección de productos de limpieza siempre debemos verificar la información que proporciona la ficha técnica y de seguridad del producto químico, especialmente en procesos de limpieza y desinfección alimentaria, inocuidad alimentaria, etc.

Desde Mullor hacemos hincapié, y cabe destacar que dependiendo de la naturaleza de la suciedad, que el PH del producto de limpieza es un criterio más a tener en cuenta en la elección del detergente.

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